Confíame. Confíame en todos tus caminos.
Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en
Nunca te he dejado descarriado
ni nunca lo horé.
Solo el hombre es ínfiel.
Pero Yo soy Dios, que nunca cambio.
Ese temor que sientes en tu corazón
no es Mío.
No escuches esas voces,
de personas que quieren desviarte
lejos de Mí.
No hay gozo fuera de Mí.
Yo lleno tu vida de emoción
en Mí presencia.
Vengo a tí en tu mayor necesidad.
Y, si Me permites te sostendré,
serás en verdad levantado en alto,
no en las formas que acostumbras,
pero en la manera del Espiritu.
Tu no sabes de donde viene.
Ni puedes controlar su movimiento.
Permíteme solo entrar.
Permíteme que su dirección te guie,
te guie a donde Yo quiero que estés.
Yo se que es lo mejor para tí.
cuídate de lo que hablas con la que duerme en tus brazos.
el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!”