Venid a Mí, todo Mi pueblo.
Vengan a Mí de rodillas.
En completa sumisión
es como quiero que se acerquen.
Conozco sus corazones,
todavía queda hay esa costra
que nos separa.
Apirma tu mente por ahora.
Yo necesito esa parte tuya
que Me anhela.
No consideres lo que pueda
decir el hombre.
Ven ante Mí, juntos
y eleven sus voces en armonía.
Tengo mucho que ofrecerte.
Anhelo que Me busques
solamente por Mi presencia
y no por lo que yo pueda darte.
Así, vengan todos Mi pueblo.
¡Vengan y regocíjense, como esa novía
que ha estado esperando por
tanto tiempo por su esposo!
Mí amor ahora te espera.
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Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para
que él los exalte a su debido tiempo.7 Depositen en él
toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
(1 Pedro 5:6,7)