Consuelo de Dios

¡Christós Anésti!

¡He resucitado!
Yo no estoy en la tumba.
Por tres días ministré
a aquellos que estaban bajo tierra;
ahora tienen libertad.
Y tú, que aún vives,
¿has escogido vivir en Mí
para que vivas por siempre,
y nunca mueras?
Mi resurrección es para tí.
Elévate sobre todo estado
de esclavitud del pasado.
¡Debes levantarte conmigo,
y participar de esta vida victoriosa
con la gloria de la resurrección
venidera!
¡Christós Anésti!
¡De cierto, He resucitado!

Mas nuestra vivienda es en los cielos;
de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo; El cual transformará el cuerpo de nuestra
bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación
con la cual puede también sujetar á sí todas las cosas.
(Filipenses 3:20,21 )